Después del naufragio del pesquero gallego Villa de Pitanxo es fácil adivinar el ánimo de los pescadores, sean de donde sean, y lo arriesgado de su trabajo. En las costas de la Región de Murcia se han producido hechos parecidos como nos recuerda Ricardo Montes Bernárdez, Doctor en Arqueología e Historia Antigua, en su artículo “Desastres naturales en la Región de Murcia 1800-1930″

Entre el sábado 30 y 1 de noviembre de 1869 tuvo lugar un terrible maremoto entre Cabo de Palos y Torrevieja, acompañados de grandes tormentas en toda la costa. Escribe del naufragio de numerosos barcos a lo largo de la costa y relata:
“Entre San Javier y Cabo de Palos el mar se elevó repentinamente hasta ocho metros. Aquí desapareció un brik-barca holandés y en el Estacio todos los buques acabaron en tierra, penetrando en ella varios cientos de metros. Los cincuenta barcos de pesquería del Mar Menor fueron destruidos y lanzados a tierra. Esta ola gigante destruyó el cuartel de carabineros, diversas casas y barrió el faro de la Hormiga, con toda la familia del farero dentro. No hubo más fallecidos porque La Rivera y Los Alcázares aún no existían.”

Desde hace siglos los marineros y pescadores de nuestras costas y del Mar Menor se encomiendan antes estas situaciones a la Virgen del Carmen. Durante el mes de junio, los huertanos realizaban la trilla. Era un tiempo deseado por la visita a la playa, un cambio de estación o el final del colegio para los más retoños de la casa, etc. Asociado a ese tiempo estival, los huertanos y marineros festejaban con entusiasmo la festividad de la Virgen del Carmen el día 16 de julio con una procesión marítima por el Mar Menor donde la virgen viaja a bordo de un engalanado barco.
Por la Virgen del Carmen
trilla el huertano,
y ¡hay que ver los calores
que pasa el amo!
